Ya
es domingo y haré dos cosas que no hago muy a menudo. Publicar algo hoy en
nuestro día de descanso y que ese “algo” sea, más que una crítica, una
recomendación literaria. Y es que hace unas horas acabé de leer “Dispara, yo ya
estoy muerto” de la periodista y escritora española, Julia Navarro. ¿Y saben
qué? Me pongo de pie y le aplaudo.
No
es un thriller que te mantenga sentado al borde de la silla y a punto de darte
un guamazo ya sea porque te caigas de la silla o porque te sorprenda con un
giro inesperado. Mucho menos es uno de esos romances tarados que ahora
emocionan a la juventud y hasta los tienen con los nervios de punta por saber
qué actor representará a X personaje. No. Es una historia de muchas historias.
Recorre desde finales del siglo XIX hasta 1948 y, al menos yo, leí, crecí y
viví con la familia Zucker y la familia Ziad.
Por
partes parece un libro de propaganda judía, por partes parece un libro que
sucintamente apoya a los palestinos; y pese a ser una historia cuyo final –
histórico – ya conocemos y vemos a diario, la humanidad con la que Navarro
retrata a las tres generaciones que habitan en sus páginas es sublime.
Tres
generaciones que, aparte de hacerte vivir con ellos, te hacen viajar desde la
Rusia Imperial y San Petersburgo hasta Jerusalén y Tel-Aviv pasando por Madrid,
el París de la Belle Époque, Toledo y las bombardeadas ciudades de Londres y
Berlín.
No sólo eso. Navarro te lleva del gobierno
zarista al burdo socialismo que asesinó acorde a sus creencias, o sea, sin
distinción social; de la vida cosmopolita y superflua de Europa Occidental, al
choque cultural que supuso la migración de judíos europeos a Medio Oriente
durante el siglo XX. De la amistad bienintencionada al odio inevitable. De
guerra en guerra, sólo cambiando de escenario.
Los
invito a leer esta novela que tanto me ha gustado, son sólo 905 hojas, ni más
ni menos, pero están tan bien relatadas, tan bien escritas que fluyen por tus
manos como la historia que fluye entre sus párrafos. Aparte de que, a mi
parecer, tiene el mejor inicio que he leído desde aquellas famosas primeras
palabras de “En un lugar de la Mancha…”. He aquí ese primer párrafo:
“Hay momentos en la vida en los que la
única manera de salvarse a uno mismo es muriendo o matando”. Hasta
la próxima semana.
Lo intentare leer sin duda, espero crearme el mismo sentir con el que tu me has persuadido para iniciar a conocer sobre Navarro.
ResponderEliminarPara tenerlo en cuenta! Gracias por la recomendación
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