martes, 17 de septiembre de 2013

¿Viva México?

Acaban de pasar las fiestas patrias; dos días en los que dejamos de lado todos los problemas cotidianos y nos unimos al grito nacionalista de ¡Viva México! Fiesta, tequila, cuetes, pozole, bandera tricolor, sombreros y fuegos artificiales, como artificiales fueron los gritos de Peña Nieto desde el balcón presidencial en el Zócalo de la Ciudad de México y toda la gente que le acompañó, por un lunch y un viaje todo pagado a la capital.

Y ahora, un día después (o tal vez dos o tres, depende cuando lean la entrada) parece adecuado hacer un recuento de los daños; los sitios por los que nuestro hermoso país se desangra. Sí, se desangra. El presente de la nación americana que está violentada a niveles insospechados.

En el curso de menos un año del retorno príista a Los Pinos van casi –si no es que ya – catorce mil muertos por la violencia organizada, o sea, narcotráfico. Y sí a esta nueva cifra le agregamos los muertos del sexenio pasado, el de Felipe Calderon (FeCal para los cuates), que fueron aproximadamente ochenta mil, tenemos con que en siete años llegamos, fácilmente, a los cien mil decesos por causa de una “guerra” perdida de antemano. Sólo ciertos países de Medio Oriente nos ganan, y porque ellos –oficialmente – sí están en guerra.

Hay que agregar, también, que el país se convulsiona en tantas otras materias. Comencemos por la lucha, tan mediatizada y vituperada, de los profesores que, a capa y espada, se defienden de una reforma laboral disfrazada de educativa. Así que ¡Malditos huevones, a trabajar que no dejan a los diputados y senadores robarles tranquilamente, o sea, no frieguen! No me malentiendan, realmente necesitamos una reforma educativa, una que evalúe a los profesores y mejore al cimiento más importante, la educación, pero ésta que ya les impusieron no es ni por encima lo que debería ser.

Acto seguido, y muy campantemente, vienen otras dos reformas a dar mucho de qué hablar, la hacendaria y la energética; ambas, y para no perder la costumbre, han sido muy idealizadas en la radio y la televisión. Por no hablar de los periódicos. Por lo tanto, si países como Noruega, Cuba y China han hecho reformas energéticas, ¿por qué nosotros no? ¡El petróleo seguirá siendo nuestro! Las ganancias no… Y hablando de ganancias, ¡Pagarán más los que ganan más! Y si tienes una mascota prepárate para pagar IVA por su alimento porque, tú, dueño de la mascota, eres pudiente. Que pronto será pudriente, porque entre IVA a las colegiaturas e IVA  a tantas otras cosas más, seguro te pudres en deudas. 

¿Qué les digo de nuestras Telecomunicaciones? Vivimos en un país de telenovelas gobernado por un “presidente de telenovela” (sabias palabras de un argentino que conocí en el verano) al que le importa de sobremanera conocer el desenlace de “Pasiones en juego” (¿existe?), y le vale un comino leer un libro en todo el año. ¡Uno solo! Conclusión: ¡Veamos la Rosa de Guadalupe, escuchemos el Panda Show y ataquémonos a carcajadas con las idioteces del Yayo Gutiérrez! Algunos preguntan ¿Dónde quedó la labor educativa y humanista de los medios de comunicación en México?, yo pregunto ¿Alguna vez existió?

Así es el México actual, entre policías comunitarias hechas para combatir al narcotráfico y las policías corruptas; entre habitar en uno de los países más peligrosos para periodistas (con setenta y cinco muertos desde 2000);  en medio de desastre natural en el estado de Guerrero, con más de un millón de afectados y todo el puerto de Acapulco en estado de emergencia; y con una economía tambaleante que depende de otra economía tan volátil que necesita una guerra para restablecerse, la de los Estados Unidos. Así que, díganme, ¿Viva México?


Hasta la próxima semana. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario