viernes, 27 de septiembre de 2013

¡Feliz 192 aniversario!

¡Qué ondeen las banderas! ¡Qué el pueblo celebre! ¡Qué los presidentes exclamen a su pueblo ¡Viva!! Felicidades al antiguo Virreinato de la Nueva España, es decir, el actual México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y los ahora territorios de Estados Unidos, California, Nuevo México, Texas, Arizona, Nevada y partes de Utah y Colorado. Hoy hace 192 años consiguieron su independencia de la Corona Española. No era el plan original, pero lo consiguieron.

La mayoría de los mexicanos lo aprendimos en la primaria y lo recordamos – que es lo peor – y sin embargo no lo razonamos; “el veintisiete de septiembre de mil ochocientos veintiuno entró el Ejército Trigarante, comandado por Agustín de Iturbide a la Ciudad de México y consumó la independencia de la Nueva España”. Es más, casi lo puedo recitar con el sonsonete de niño de ocho años.

Después de una década de desestabilización social no sólo aquí sino también en España y en todo el continente hispanoamericano, Agustín de Iturbide, Vicente Guerrero y Juan O’Donojú, último virrey en estas tierras, llegaron a un acuerdo, y el 24 de agosto firmaron, en Córdoba, Veracruz, el Tratado con el cual se reconoció la Independencia del Imperio Mexicano. Sí, Imperio y sí, independiente. ¿Pero, a quién se le ofreció la corona de la recién estrenada nación?

Cito a Alfredo Ávila y a Luis Jáuregui, que en su capítulo “La disolución de la Monarquía Hispánica y el proceso de Independencia” en el libro del Colmex “Nueva Historia General de México” comentan “La corona se ofreció a Fernando VII o a algún miembro de su familia, aunque se reservaba a las Cortes Constituyentes que habrían de reunirse la decisión de elegir emperador en caso de que ningún Borbón aceptara”. Así que, como mencioné antes, no era el plan per se conseguir la independencia de la Corona Española, sin embargo, lo consiguieron.

 Poco tiempo después comenzó el primer Imperio Mexicano, que viviría un ínfimo lapso, pues el 19 de marzo de 1823 se vio obligado a abdicar, luego de que el congreso y el ejército –entre ellos Santa Anna que ya empezaba a figurar en la historia mexicana del siglo XIX – promulgaran el Plan de Casa Mata. El emperador se exilió y salió del país el 11 de mayo del mismo año en la fragata inglesa “Rowllings”.

Un año después –sin saber que de regresar al país sería fusilado – Iturbide volvió y lo pasaron por las armas el día 19 de julio. Sus descendientes aún viven en la ciudad australiana de Perth y al menos de facto son reconocidos por algunos estados, como El Vaticano, como la Familia Real Mexicana, los Götzen Iturbide Franceschi.

Y así como la familia de quien consiguiera la Independencia de México y Centroamérica está en el exilio, en el exilio está nuestra memoria histórica y tachamos a Iturbide de villano, así como a Díaz y a Maximiliano. En cambio a Juárez lo enaltecemos como héroe sólo porque tuvo la fortuna de morirse antes de convertirse en el malo (sí, cité al segundo filme de la última trilogía de Batman).

El otro día un profesor mencionó que no existe una historia “oficial”. Difiero, sí existe una. La que el régimen vigente desde la década de 1930 nos ha enseñado a los mexicanos y que consiste en ennoblecer, llevar a la gloria, magnificar a hombres como Hidalgo, Juárez y Cuauhtémoc; y hacernos odiar lo norteamericano, los imperios y sobre todo, lo español. Favorecen uno de nuestros orígenes en desprecio del otro. Y bueno, entre estas víctimas de nuestro gobierno, está quien verdaderamente proclamara la Independencia de los Estados Unidos Mexicanos. Así que, ¡Viva México!... ¿Viva?

Hasta la próxima semana.


Nota: Me es indiferente que argumenten que fue Porfirio Díaz quien movió la celebración de Independencia del 16 al 15 para hacerla coincidir con su cumpleaños. ¿Por qué? Porque Iturbide decidió entrar a la Ciudad de México el día de su cumpleaños, sí, el 27 de agosto. Así que, sea como sea, nuestras celebraciones se darán en los natalicios de dos de nuestros grandes personajes históricos. Uno de ellos, para mí, el mayor. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario