Escandinavia, ¿Y dónde queda
eso compadre?
Hoy les tocará leer un poco
de historia, entremezclada con mi gusto a ultranza por la cultura nórdica. Hoy
leerán por qué, a mi parecer, los pueblos que rodean al mar Báltico, desde Dinamarca
y el norte de Alemania hasta Suecia y parte de Finlandia, han marcado la
historia occidental. No sólo llegaron a América en el año 1000, ni nos legaron
la lengua de Shakespeare. Realmente es gracias a ellos que España es España,
Inglaterra es Inglaterra, Francia es Francia y Alemania es Alemania y con eso
ya marcamos la historia del mundo del siglo XV para acá…
Allá por el año 100 después
de Cristo, cuando Roma estaba en su mayor esplendor y en Medio Oriente algunos
judíos escribían literatura que ahora conocemos como Nuevo Testamento, un
cambio climático y también una sobrepoblación llevó a que varios pueblos
salieran de Escandinavia al sur, en búsqueda de nuevas tierras donde asentarse.
Pueblos como los vándalos, suevos o los godos, que durante tres siglos más
vivirían en los límites de la frontera romana –con alguna excepcional
excursión-, pero que para fines del siglo IV y principios del V invadirían el
territorio romano. La debacle que sufría Roma para aquel entonces, la división
del imperio en Occidente y Oriente, y el mestizaje tanto de ideas como de
sangre que tuvieron los romanos con los bárbaros entrantes son los factores
claves para entender la caída, en el 476, del Imperio Romano.
Es así como el viejo Imperio
Romano de Occidente quedó fragmentado y las tribus germánicas-escandinavas
aprovecharon y tomaron control de la situación. En España los visigodos y las
familias romanas formaron alianzas y pactos que poco duraron pues en el 711 los
árabes les conquistaron. En Portugal fueron los suevos los que hicieron
historia parecida. La historia de la península ibérica tendría desde entonces
la mezcla de tres culturas, la goda del norte de Europa, la romana y la árabe.
En la actual Francia hubo
una mezcolanza de tribus. Por un lado los francos –quienes con sus reyes como
Pipino o Carlomagno- afianzaron el poder que les llevaría a formar el estado
que ahora conocemos. Pero también, en el centro de Francia hay una región llamada
Borgoña. Ahí se establecieron los burgundios, tribu proveniente de Dinamarca y
el sur de Suecia. También los alamanes, e incluso los sajones tuvieron breves
incursiones en lo que ahora es Francia. Por supuesto, también hay un territorio
dentro de Francia que es Normandía, o la tierra de los hombres del norte.
En Inglaterra, por su parte,
los sajones, los anglos y los jutos se disputarían la isla. La pérfida Albión
–como se le conocería más tarde- se dividiría en el siglo VII en siete reinos:
Essex, Wessex, Northumbria, Sussex, Kent, East Anglia y Mercia. La división
causaría que en el siglo IX los vikingos pudieran conquistarla con relativa
facilidad.
Alemania en aquella época
tras la caída del Imperio Romano, estaría bajo el control de los hunos, fieros
guerreros que venían de las estepas asiáticas. Pero dentro del territorio de
los actuales países de Alemania, Holanda, Polonia, República Checa y Austria
había pueblos como los sajones, turingios, y burgundios. Vamos, pueblos
germánicos y nórdicos.
Mientras tanto, en
Escandinavia se empezaban a formar sentimientos nacionalistas. Pronto, por los
siglos VII y VIII, empiezan a surgir los reinos de Dinamarca, Suecia y Noruega.
Los pueblos que integraban estos reinos eran excelentes comerciantes, navegantes,
exploradores y guerreros. Los hombres del norte durante la Edad Media unirían
el mundo conocido, de este a oeste sus invasiones y sus relaciones comerciales
marcarían la historia de esta época tan oscura.
La era vikinga comenzó en el
793, cuando un grupo de hombres salidos del mismísimo infierno – acorde a los
monjes ingleses – atacaron el desprotegido monasterio de Lindisfarne en las
costas inglesas. Acorde a la historiografía moderna, esta era terminaría en el
1066, con dos sucesivas derrotas que “marcarían” el fin de los saqueos
vikingos, la batalla de Stamford Bridge en la que el rey noruego Harald
Hardrada El despiadado caería ante el
rey inglés Harold Goodwinson y, semanas después, la batalla de Hastings donde
el rey inglés perecería frente a su rival normando Guillermo el Conquistador
(fundador de la Inglaterra que conocemos). Pero normando, como ya dije, es
hombre del norte, así que el final de la era vikinga, mis polainas.
Durante estos casi
trescientos años los vikingos conquistaron Inglaterra e Irlanda, asolaron
Francia, España, el norte de África, Italia y el este de Europa. Fundaron
nuevas colonias en Islandia, Groenlandia las islas Feroe, Shetland, Orcadas y
en la Isla de Mann. Abrieron rutas comerciales por el este en las que llegaron
a Constantinopla e incluso más lejos, a Bagdad. Famoso registro de sus viajes
tan lejanos es la figurilla de Buda que encontraron en Suecia. Durante sus
viajes fundaron las bases de la actual Rusia, al construir las ciudades de Kiev
y Nóvgorod. Y, aunque no lograron permanecer de forma estable, los vikingos
lograron antes lo que tanto le proclaman a Cristóbal Colón. Llegar en el año
1000 a América. Los restos de
L’anse-aux-Meadows, en Canadá, atestiguan lo que les cuento.
Y de sus viajes por toda
Europa y partes de Asia, los vikingos nos legaron algo más que sólo historias.
Legaron idiomas como el alemán, holandés, sueco, noruego, danés, islandés,
feroés y por supuesto la lengua más hablada en todo el mundo, inglés.
La historia de Escandinavia
puso su gran granito de arena en la historia de Occidente. No sólo con los
pueblos que salieron de tierras nórdicas, huyendo del frío y las malas
cosechas, alrededor del siglo I, sino con su comercio que les llevó a tierras
tan recónditas por aquellos años como lo son las tierras de los inuit en
Groenlandia o el valle del Éufrates en la actual Irak. Dejo de lado muchas más
anécdotas históricas de los barbados normandos,
entre otras la guardia varega, el reino normando de Sicilia o el por qué
Santiago de Compostela le debe su importancia actual a un ataque vikingo… Algún
día relataré más de estos tíos, que tanto me apasionan.
Hasta la próxima semana.
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