martes, 30 de julio de 2013

Ignorantes acreditados.

Estábamos sentados en una de las bancas de piedra que están en torno al patio principal de la casa de La Corregidora en la ciudad de Querétaro. Mientras observábamos el antiguo hogar, con su típica construcción colonial de patios centrales, columnas y múltiples cuartos en torno a los patios, un hombre de tez morena, cabello negro que pasaba a gris, camisa roja, pantalones de mezclilla y acreditación gubernamental para ser guía de turistas nos dijo “Acérquense, la plática de la Corregidora está por comenzar”.

Nos acercamos. Sentados junto con otras diez personas, entre ellas unos cuantos niños, nos dispusimos a escuchar la plática del guía. ¿El tema? Básicamente una exaltación a la vida de una de las mujeres más importantes de la historia mexicana: Josefa Ortiz de Domínguez, La Corregidora. Acorde a sus palabras, la ilustre “heroína” de la independencia de la Nueva España era básicamente la que manejaba los hilos de la guerra. Si hubo independencia, y si Iturbide y Guerrero llegaron a un acuerdo, fue porque la esposa de Miguel Domínguez lo permitió. Si no, ni madres.

Pongo de lado las ideas que pueda tener el señor sobre su ídolo particular, para hacer hincapié en lo que verdaderamente importa, espanta, aterroriza y preocupa. Los errores GARRAFALES – sí, con mayúscula – de su comprensión de la historia de México. Que conste que es guía acreditado, así que ¡Aguas!

Error #1: “La independencia, como saben, la inició Miguel Hidalgo Gallaga y Costilla”. Es un asunto elemental, mi querido Watson, de primaria, incluso hasta de kínder saber cómo va el nombre del cura que reconocemos como el padre de la patria. Miguel Hidalgo y Costilla Gallaga y un largo etcétera.

Error #2: “La independencia se completó gracias al Abrazo de Iguala”. Primero, no se completó gracias al dichoso abrazo, sino que él fue sólo el momento que enmarcó el cese de violencia entre el ejército virreinal y el insurgente. Segundo, ¡No fue en Iguala! Fue en un poblado próximo a Iguala, llamado Acatempan.

Error #3: Acorde a nuestro bienintencionado guía, la independencia de México se dio por un factor clave. En 1821 Napoleón tenía sometida a España, mientras que Inglaterra y Alemania (definidos por él como piratas y vikingos) se unían en santa alianza para combatir al demonio de Córcega. Según el señor, todos estos factores dieron como resultado que a España dejara de interesarle la Nueva España y simplemente dejara de luchar por ella.

¿Por dónde empezar? Primero los alemanes no son vikingos, son germanos. Los vikingos – los que reconocemos como tales – fueron piratas y comerciantes provenientes de las actuales Dinamarca, Noruega y Suecia (ni siquiera un grupo étnico) que asolaron Europa desde el 793 con el saqueo del monasterio de Lindisfarne en Inglaterra y terminó en 1066 con la conquista de Inglaterra por Guillermo el Conquistador.

Segundo, Napoleón sí invadió España, pero eso ocurrió de 1808 a 1814. De la ocupación francesa en la península ibérica nació, entre otras cosas, la Constitución de Cádiz. Napoleón cayó finalmente en la Batalla de Waterloo el 18 de junio de 1815 y fue exiliado a la isla de Santa Elena el mismo año. Falleció el 5 de mayo de 1821, cuatro meses y veintidós días antes de que Iturbide entrara triunfante a la Ciudad de México, la capital de un flamante nuevo país, el Imperio Mexicano.

Error #4: Más adelante en su explicación habló de los franceses. Y dijo, palabras más, palabras menos, que los franceses habían comenzado la guerra más tonta de todas, la de los pasteles y que en ella habían sido humillados por el ejército mexicano en la Batalla de Puebla.

La Guerra de los Pasteles tuvo lugar entre 1838 y 1839 y sí, fue una guerra tonta… Como todas. Mientras que la batalla de Puebla tuvo lugar poco más de veinte años después, el 5 de mayo de 1862. ¡Ya me imagino al General Ignacio Zaragoza dándole camote a los franceses a la tierna edad de diez años!

Para colmo, cuando nuestro querido guía terminó sus divagaciones sobre la ilustre y poderosa vida de Josefa Ortiz de Domínguez, el público presente – salvo su servidor y mis padres – le aplaudió. Así que, díganme ustedes, ¿Qué es más preocupante?, ¿Que un ignorante charlatán esté acreditado como guía y tenga el descaro de contar mentiras, o que la gente sea tan ignorante que no sepa que lo que dice el hombre de enfrente son, cuando menos, barbaridades?


Hasta la próxima. 

1 comentario:

  1. LLevo la educación gratuita a grupos indigenas de mi Estado,educadora de profesión ,este ciclo pasado,llevé a mis niños de visita al museo en conjunto con otros grupos del plantel,todo iba digamos normal,los niños fascinados haciendo lo suyo,la guia nos fue llevando por las diferentes etapas de población,cuando llegó al área donde estaba la maqueta de la comunidad indigena que visito empezó hablándoles en pasado refiriendose a ellos como tribu desaparecida yo me dije OH POR DIOS y en ese momento levanté la mano y le pedí un segundo de atención,en privado me disculpé por interrumpirle su relatoría pero le dije que el grupo vivia y los datos de su ubicación y a que se dedicaban,la muchacha estaba muy apenada y me dijo que no lo sabía...Después de eso se reanudó el diálogo explicándoles a los niños los datos que yo le había dado,pero a cuantos planteles no se les había dado ya esa errónea información.Tu publicación me trajo a la mente esa experiencia y me extendí,suelo hacerlo :) Muy buen tema y muy actual

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